Trabajemos juntos este verano
El verano es el mejor momento del año para eliminar el exceso de toxinas, grasas y azucares; optimizando así nuestra salud.
Esto no solo tiene sentido cuando queremos controlar nuestro peso, sino que la baja calidad nutricional de lo que comemos, los excesos, las prisas, la falta de planificación y rutina en nuestra alimentación; se traduce en cansancio, trastornos del sueño, estrés, ansiedad, digestiones pesadas, gases, estreñimiento, manifestaciones en la piel, sensación de “estar hinchado o inflamado, etc
La contaminación del aire, las altas temperaturas y las radiaciones solares generan un proceso inflamatorio responsable de la liberación de radicales libres. Si estas sustancias se acumulan en exceso, se producen daños en las células y tejidos, debilitando nuestras defensas y promoviendo el envejecimiento prematuro y la aparición de enfermedades .
La dieta tiene el potencial de atenuar estas reacciones (antioxidante) o, por el contrario; acelerarlas, si no prestamos atención a qué, cómo y cuánto comemos (efecto prooxidante).
El alcohol y el tabaco nos oxidan e inflaman, como también lo hacen el exceso de grasas, azúcares, sodio y cafeína.
¿Por qué proponerse mejorar los hábitos alimentarios en vacaciones?
Porque disponemos de más tiempo para comer con tranquilidad, tener un descanso reparador, preparar nuestra comida sin prisas, probar nuevos alimentos; es decir tenemos la oportunidad:
• De reconciliarnos con nuestra imagen corporal. Brindarnos esos mimos o cuidados que dejamos de lado el resto del año. Desde aplicarnos una crema, a hidratarnos y aprovechar todas las propiedades que una dieta variada y personalizada puede aportarnos
• De parar, respirar y reflexionar sobre nuestra salud y entender que nuestras elecciones alimentarias no son importantes porque nos hagan sentir más guapos o musculados, sino porque lo que comemos influye directamente en nuestra salud de una manera mucho más importante y trascendente
Desde 1948 la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como el “estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.” Mi tarea como nutricionista es personalizar tu alimentación como parte del tratamiento de una patología e influir positivamente en tu salud física y mental.
En vacaciones confluyen una serie de factores muy favorables para cuidar la alimentación
Hay mas tiempo para incorporar nuevos hábitos
Probar alimentos, aprender recetas, ir a la compra sin prisas, iniciarse, incrementar o diversificar las horas dedicadas al deporte. Podemos dormir las horas necesarias y tener un descanso reparador. Además con el calor nos apetecen alimentos y preparaciones con bajo aporte calórico y que nos aportan volumen y mayor saciedad.
Se estabilizan los niveles de hormonas
Resulta mas sencillo distinguir el hambre real de aquel vinculado a la ansiedad que nos impulsa a comer como vía para canalizar nuestras tensiones. Se estabilizan los niveles de hormonas relacionadas con los mecanismos de hambre-saciedad y con el estrés.
Tenemos más sed
En esta época del año esto es mucho mas sencillo y mas divertido beber agua ya que la encontramos en muchas frutas, verduras, hortalizas y preparaciones típicas y apetecibles en los meses de calor
Usamos menos ropa
Volvemos a redescubrir nuestro cuerpo, nuestra piel y podemos ser mas conscientes de los cuidados que necesitan
Soy Maria Carmen, nutricionista clínica; esto quiere decir que trabajo con personas que por su condición tienen necesidades nutricionales especiales. En el sobrepeso, la obesidad, la hipertensión arterial, el colon irritable, el déficit de DAO o las intolerancias alimentarias; existen desequilibrios funcionales sobre los cuales la dieta aporta beneficios y actúa de manera sinérgica con el tratamiento médico y/o farmacológico.
En verano, queremos descansar y olvidarnos de las obligaciones y los horarios que nos impone nuestra rutina durante el resto del año. Sin embargo, en términos de salud, nuestro organismo no puede tomarse un descanso de si mismo, sus funciones normales o alteradas seguirán su curso durante las vacaciones.
Por supuesto que no soy partidaria de desligar a la alimentación de su sentido hedónico, el de brindarnos placer; pero si saber darse los gustos y que esto no nos pase factura luego, resintiendo nuestra salud física o mental o nuestro bienestar.
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