«No puedo seguir mi tratamiento nutricional…no estoy motivado/a», oigo muchas veces en la consulta. Si bien respeto absolutamente los tiempos de cada paciente, sus circunstancias, las adversidades de toda índole que la vida nos impone y que hacen que no encontremos el momento “adecuado” (como si alguna vez lo hubiera) para ocuparnos de nosotros mismos y de nuestra salud, me he planteado reflexionar acerca de la motivación y si es algo así como la musa que inspira a los artistas para crear sus magníficas obras de arte.
La motivación
Parece ser que no se trata de una especie de iluminación y un sentirse a punto para hacer frente al tratamiento nutricional o a cambios en el estilo de vida. Estar motivado es simplemente es tener motivos.
¿Qué motivos puedo tener para mejorar mi alimentación e incorporar la actividad física a mi rutina?
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Mejorar mis molestias digestivas
- Ir mejor al baño
- Reducir mis niveles de colesterol y triglicéridos
- Descansar mejor
- Reducir el estrés
- Sentirme menos pesado e hinchado
- No subir de peso al dejar el tabaco
- Volver a estar ágil
….y un largo etc.
Si puedes hacer una lista con el para qué y el por qué es que ya estas motivado. Como se titula la canción de Sabina: «Nos sobran los motivos».
Quizás el problema es confundir la sensación de estar motivado con la de estar entusiasmado. Por ejemplo, cada mañana te cepillas los dientes… es algo que haces sin más, no diríamos que estas entusiasmado para cepillarte los dientes… solo te levantas, vas al lavabo y lo haces.
Tener claro por qué quiero construir una nueva conducta ante la comida es suficiente para dar el primer paso y «Caminante no hay camino, se hace camino al andar». La persona que hoy toma la decisión de cambiar y es consecuente, dentro de 10 días ya piensa de otra manera al ver los pequeños logros que sucesivamente lo van dotando de confianza y autoestima para continuar.
Pequeños logros + bajas expectativas = MEJOR RESULTADO
Los objetivos que debemos trazarnos al inicio para esos primeros pasos deben ser muy pequeñitos, tan pequeñitos que no puedas no hacerlos. No lo compliques con grandes planes que no podrás ejecutar y te frustrarán.
Por ejemplo, si soy una persona sedentaria que va y regresa del trabajo en autobús, puedo plantearme como objetivo en mi primera semana de tratamiento nutricional:
• Bajarme 3 pararas antes de ida y caminar esa distancia al trabajo. Hacerlo cada día, ya son 5 días en los que me he movido más que antes de empezar.
Eso es lo que buscamos, de a poco y que el conseguirlo te entusiasme, el saber que tienes capacidad para plantearte algo y hacerlo.
• Si por el contrario, me obligo a salir a correr 1 hora por la tarde una vez que he regresado del trabajo, ya está el fracaso y la frustración asegurada, porque es algo que no hice nunca, es una cambio de 360º que podré realizar solo 1 o 2 días con gran esfuerzo, pero no mantener en el tiempo. Esto te frustra y te hace pensar que nunca podrás mejorar tu salud.
Esto es una carrera de fondo, no es un sprint. Así que una de las premisas para los maratonianos es regular muy bien la energía, de nada sirve empezar con tal ímpetu que a mitad de camino nos quedemos sin recursos, vamos de a poco, regulemos nuestras fuerzas y sigamos avanzando.
Puntos importantes
• Lo más difícil es tomar la decisión. Una vez decidido, no esperes estar entusiasmado para empezar.
• En la medida que avanzas, se produce una retroalimentación positiva que es la que te entusiasma y te ayuda a continuar.
• Con el tiempo notas que te encuentras mejor, más ligero y ágil, con mejores digestiones, tus analíticas se normalizan, tu tensión arterial se regula, esto te encanta y te ayuda a seguir.
• Nunca te plantees como objetivo en resultado; es decir en KG DE PESO. Tus objetivos deben ser acciones en las que contemplas el qué, cómo, cuándo y dónde: por ejemplo, comer 10 almendras con el café de media mañana de Lunes a Viernes en el trabajo o beber 1 botellita de agua después del desayuno hasta la hora del tentempié mientras teletrabajo