Peso ideal, peso saludable y peso posible
Existen tablas que nos indican cuál es nuestro PESO IDEAL. Sin embargo, como toda información disponible (basta con googlear para obtenerlo), debemos ser críticos y contextualizar estos datos.
Una persona que por ejemplo pesa 100kg y mide 1.63 cm de altura, si se guía por este dato, pensará que para mejorar su salud debe alcanzar los 60 kg, lo cual supone 40 kilos menos que pueden verse como tan lejanos a la par que frustrantes. Hay que recordar que el peso ideal no es un valor único y absoluto, sino que de esos 60kg sugeridos pueden ser +/- 5kg; es decir que el peso ideal estará dentro de los 55-65 kg de peso.
Pero, el alcanzar el peso ideal ¿es nuestro objetivo en un tratamiento nutricional en una persona que presenta obesidad? La respuesta clara y rotundamente es NO.
Si seguimos con el ejemplo de la persona de 100kg, es notable los beneficios en la salud que ya se observan al alcanzar su PESO SALUDABLE, que es aquel mínimo peso perdido que trae como premio mejoras en los niveles de glucosa, colesterol, reducción de los valores de tensión arterial, mayor agilidad, menor dolor de rodillas y articulaciones y un largo etc.
Para una persona de 100kg – perder un 10 % del peso inicial – 90 kg = peso saludable
Para una persona de 110kg – perder un 12 % del peso inicial – 96.8 kg = peso saludable
Para una persona de 120kg – perder un 14 % del peso inicial – 103.2 kg = peso saludable
Arribar a nuestro peso saludable es una de nuestras metas, pero no olvidemos que el camino, continua hasta lo que conocemos como el PESO POSIBLE.
En este punto debemos olvidarnos del peso ideal si nunca los hemos tenido antes o si partimos de un exceso de grasa corporal que nos indica sobrepeso u obesidad.
En su lugar el PESO POSIBLE, es aquel mínimo peso que podemos alcanzar sin dejar de comer, seguir ayunos o dietas excesivamente restrictivas o sin que para ello implique un sacrificio tal en cuanto a actividad física, que no podremos mantener en el tiempo.
El echo de llegar a un peso, verlo en la báscula y que este se esfume, no es el objetivo del tratamiento nutricional; sino que, una vez alcanzado un peso determinado, pueda mantenerme en él.
¿Entonces cuál es mi peso posible?
Este es un rango de peso que tendré que descubrir con mi nutricionista. Lo que está claro es que depende de diversos factores tales como:
1. Edad
2. Tiempo que llevo con exceso de peso
3. Grado de motivación para CAMBIAR hábitos
Otros pesos que conviene quitarse de encima:
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El PESO MÁXIMO: es el máximo peso que has alcanzado hoy. No significa que no puedas seguir subiendo de peso, pero es un valor que se tiene en cuenta para iniciar el tratamiento nutricional y como antecedente para trazar metas y objetivos realistas en el tratamiento.
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El PESO FRUSTRANTE: es aquel que alcanzamos al poco tiempo de iniciar nuestro camino en el cambio de hábitos alimentarios y de estilo de vida. A veces suele “frustrar” porque puede parecer poco peso perdido en relación al esfuerzo realizado.
Aquí cada uno pone en su balanza (muy subjetiva) cuanto esfuerzo supone esto para mí y que logros he obtenido a cambio. Lamentablemente, debo decir que es un peso trampa, porque puede hacer que tiremos la toalla… aquí nos conviene parar y pensar que son muchos los años en los que arrastramos malos hábitos que debemos revertir y como toda conducta que hemos repetido inconscientemente ahora necesitamos reaprender a relacionarnos con nuestro cuerpo y con la comida, son cosas que no podemos conseguir con un “click”.
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El PESO CONFORTABLE: superados algunos baches, seguimos nuestro camino en la pérdida de peso y llegamos a una MESETA. Sentimos que lo que nos funcionaba, yo nos funciona… pensamos que hasta aquí hemos podido llegar y que la verdad es que bueno… no esta tan mal.
Debo decirte que no es que no funcione, sino que es normal ir relajando mi autoexigencia, ir saltándome pautas que en un principio seguía escrupulosamente, y en esos pequeños permisos, los viejos hábitos siguen luchando por volver a dominar. Son momentos en los que hay que sosegarse y persistir. Volver a creer y querer seguir haciendo lo mejora para mí y para mi salud.
En esta etapa se dispara la ansiedad, se libera gran cantidad de cortisol y se siente frustración; esto incrementa el apetito y hace que esa MESETA se prolongue en el tiempo, poniendo a prueba nuestra voluntad. Se crea la tormenta perfecta para que la pérdida de peso sea difícil… los mecanismos neuronales y metabólicos harán todo lo posible para que no se pierda peso.
Conociendo cómo funcionan, podemos saber que NO HACER para entrar en su juego.
Es sin duda una de las etapas del tratamiento nutricional que más aprendizaje requiere, es muy enriquecedora porque dota a la persona de las herramientas necesarias para seguir su camino y afrontar la adversidad.